martes, 21 de agosto de 2007

ROBERTO ECHAVARREN, sobre País Imaginario

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¿Qué opinión te merece la impronta de nuclear diferentes manifestaciones de la poesía latinoamericana dentro de un país imaginario?
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Pregunta: José Manuel Barrios
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Veo en Latinoamérica una movida de poetas jóvenes, festivales, encuentros, ediciones... En octubre de 2006 asistí al festival Poquita Fe de Santiago y allí pude oír y conocer a poetas en un ambiente que me pareció muy fresco e incitante. He leído la obra de Héctor Hernández Montecinos, que me interesa, y la de Diego Ramírez, entre otros. En Uruguay ediciones Artefato y algunas más han traído al ruedo algunos poetas jóvenes interesantes. Creo que la poesía es uno de los modos de lidiar, en el lenguaje, con las nuevas maneras de una conciencia colectiva: experiencias de intensidad hacia los bordes, por territorios que se nos abren y que antes no estaban allí. En lo personal me interesan cuestiones de género, nuevos estilos de vida, que no son tan nuevos, sino que explotaron en los sesenta como parte de un proceso global que se desgrana en las décadas y se renueva y expande con cada generación. En este sentido, y sólo en este sentido, como jalones de una conciencia colectiva (más que como procedimientos o “influencias”) me parece que hay una continuidad en la poesía de las últimas décadas, a partir de la constelación Medusario. Los autores incluidos allí son un referente, pero hay que recordar además que varios de ellos siguieron escribiendo y su obra no se limita al marco reducido de esa muestra. La distinción entre coloquialismo y neobarroco no es de por sí suficiente. Aparte de los procedimientos poéticos habría que considerar las problemáticas que se articulan en cada caso.
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“País imaginario” es un rótulo que da que pensar, en la medida en que alude al proceso dinámico que origina un texto. Recuerdo al propósito los versos de Góngora, en el soneto donde examina el proceso de la inspiración. Cito un fragmento:
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Varia imaginación, que en mil intentos
A pesar gastas de tu triste dueño
La dulce munición del blando sueño
Alimentando vanos pensamientos,
Pues traes los espíritus atentos...
¡Síguele!...
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Yo haría una distinción entre “tener imaginación” y “tener un imaginario”. La imaginación puede ser difusa, caprichosa y también inconsistente. Pero alguien capaz de tejer una “cárcel de amor” a su deseo con los hilos de la escritura, ése tiene un “imaginario”. La poesía de Marosa di Giorgio me parece un ejemplo clarísimo a este respecto. Tampoco creo en la oposición “imaginario” y “real”: porque un “imaginario” vigoroso articula un problema “real”, sea el del propio deseo, sea el terremoto del Perú.
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Y en cuanto a “país” es una gran suerte que el castellano se hable en diferentes enclaves del continente y del mundo, con diversos sabores, terminología, entonación, clima y color de la piel. Nos une la lengua y la micropolítica, vale decir, la gestión cultural, los festivales, los contactos. No la macropolítica, con sus retóricas de propaganda y sus boatos de falsos compromisos.
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Roberto Echavarren es uruguayo. Hizo estudios de postgrado en filosofía en la Universidad Goethe, de Frankfurt am Main. Se doctoró en letras en la Universidad de París VIII.Fue docente en la Universidad de Londres, en la Universidad de Nueva York, en el Instituto Rojas de la Universidad de Buenos Aires y en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Montevideo. Sus últimos libros de poemas son Performance (una antología de sus volúmenes anteriores de poesía y una serie de trabajos en torno a su obra) compilado por Adrián Cangi, Buenos Aires, Eudeba, 2000; Casino Atlántico, Montevideo, Artefato, 2004; Centralasia, Buenos Aires, Tse-tse, 2005. Sus novelas son Ave roc, Montevideo, Graffiti, 1995, Buenos Aires, Bajo la luna, 1995; reedición Buenos Aires, Mansalva, 2007; y El diablo en el pelo, Montevideo, Trilce, 2003, Buenos Aires, El cuenco de plata, 2005. Traducción al portugués: O diabo em pêlo, Curitiba, Travessa dos Editores, 2007.Sus libros de ensayo son: El espacio de la verdad: Felisberto Hernández, Buenos Aires, Sudamericana, 1981; Montaje y alteridad del sujeto: Manuel Puig, Santiago de Chile, Maitén, 1986; Margen de ficción: poéticas de la narrativa hispanoamericana México, Joaquín Mortiz, 1992; Arte andrógino: estilo versus moda , Premio del Ministerio de Cultura de Uruguay, Montevideo, Brecha, 1998; Buenos Aires, Colihue, 1998; Valencia, Ex-culturas, 2003; y Fuera de género: criaturas de la invención erótica, Buenos Aires, Losada, 2007.Es compilador (junto con José Kozer) y prologuista (junto con Néstor Perlongher) de Medusario, muestra de poesía latinoamericana, México-Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1996.

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